martes, 22 de julio de 2008

Nuestro Viaje a California


NUESTRO VIAJE A CALIFORNIA

Cuando mi esposa y yo emprendimos nuestro viaje a California para realizar un curso en Terra Flora, la sede de la Flower Essence Society, algo en mi interior me decía que nada volvería a ser igual en adelante. Después de muchos años en contacto con las flores a través de fotos, libros, cursos o congresos, íbamos a encontrarnos con la naturaleza misma de esta forma de terapia y descubrimiento interior.

América nos recibió con los brazos abiertos. Pasamos unos días en San Francisco y descubrimos gente amable y dispuesta a ayudar cuando te perdías por las calles. Ni siquiera tenías que pedir ayuda, te la ofrecían antes. Después nos dirigimos hacia el norte de California en coche. Fácil y rápido, nos encantó eso del cambio automático y el eficiente GPS del coche de alquiler. Pasamos por Sacramento, la capital del estado que gobierna Arnold Schwarzenegger (“The Governator”, lo llaman algunos). Finalmente llegamos a Nevada City, uno de los primeros pueblos que aparecieron junto a la Fiebre del Oro californiana. Realmente parecía un pueblo del Oeste, ligeramente modernizado. Pero ¡ah! sorpresa, la gente no llevaba pistolas y seguían siendo muy amables, serviciales, se les veía buena gente en general, bastante nobles a primera vista. Y esto para nosotros, europeos habitualmente prejuiciosos con los americanos, no dejaba de ser notable.

Richard Katz y Patricia Kaminski, directores de la FES, nos abrieron las puertas de su finca en Nevada City. Pero abrieron algo más, nos hicieron entrar en el mundo mágico, vivo y fragante que la Tierra guarda para aquellos que quieren acercarse a ella. Durante cuatro días, cada uno dedicado a un elemento (agua, tierra, aire y fuego, una división que nos es familiar en Samayana), unos pocos españolitos y muchos latinoamericanos de Argentina, México, Chile, Ecuador y demás países de habla hispana, caminamos, tocamos, olimos e incluso saboreamos plantas y flores de múltiples colores y formas. El jardín de Terra Flora está repleto de detalles en cada esquina, en cada rincón. Desde los motivos celtas en la casa central de Richard y Patricia hecha de madera de Redwood, pasando por las figuras bajo los árboles con esferas y cuarzos. Estatuas de madera representado un indio americano o un simpático ángel guardián de la finca. O diversas fuentes que refrescan el lugar y lo hacen fluir con un ritmo jubiloso y continuo. Y qué decir del “Consejo de los Gnomos” escondido entre las profundidades de la arboleda o del lago donde crecen los nenúfares, lotos y especies vegetales de toda clase. El verde se te mete dentro, quizás para no salir nunca de nuestro interior.

La luz del sol baña la zona con constancia y mimo, dotando al lugar de un brillo dorado, salpicado por las flores multicolores de alegres naranjas, celestes azules, fogosos rojos, amarillos solares o místicos púrpuras, tonos y sobretonos se combinan en armonía para transmitir una plenitud de vida que estimula los sentidos y despierta en nosotros un punto de sabiduría antigua, de otros tiempos en los que los seres humanos vivíamos en contacto con esta fuente de salud. Pudimos comprobar que estas características se mantienen a lo largo de la Sierra Nevada en una salida que mi mujer y yo hicimos al Lago Tahoe, a una hora y media de distancia en coche. El trayecto entre montañas fue un placer y el regreso por carretera interior de suaves curvas y frondoso bosque, una experiencia BMW (“¿Te Gusta Conducir ?”). Fuimos seguidos gran parte del recorrido por varias motos Harley Davidson que parecen tener allí en California su hábitat natural, por la libertad y amplitud que parece proporcionar su conducción en ese terreno.

Realmente el lugar es una Sierra de Luz (‘Range of Light’) que es el nombre que Richard y Patricia han dado a la nueva colección de esencias florales de la FES. Una serie de 48 nuevas esencias resultado de largos años de investigación y estudio de casos de terapeutas de todo el mundo. Estas flores son el reflejo de esta región en la que se combinan los elementos de la naturaleza para ofrecernos a nosotros, los seres humanos, una nueva octava de sanación de cuerpo y alma en comunión con el planeta. Los terapeutas que estuvimos allí pudimos apreciar la potencia de tales esencias y el genuino trabajo de la Flower Essence Society a través de agricultura biodinámica certificada y recolección en entornos silvestres. Así que en cierto sentido debemos convertirnos en heraldos de esta luminosa aportación a la terapia floral y al conocimiento humano en general. Al mismo tiempo, como simples personas podremos beneficiarnos de esta revolucionara herramienta para el equilibrio interior y en nuestro papel asistencial compartirla con quiénes, como nosotros, sientan la llamada de un cambio en sus corazones o requieran de un bálsamo para sus alteradas emociones y martilleantes pensamientos que complican nuestras vidas. En Samayana, iremos integrando estas esencias florales en nuestro trabajo.

Tras el curso, después de las emotivas despedidas y fotos con el típico caos latino propio de nuestro carácter, nuestro viaje continuaría unos días hacia Nueva York (New York, New York), la jungla de asfalto, pero esa es otra historia de diversas especies humanas que contaré en otro momento...

Javier Samarín

Psicólogo y Terapeuta Floral, Director de Samayana.es

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